ÁNGEL GONZÁLEZ Después de varios meses de trabajo, los trabajadores del grupo Temper asistieron el pasado 1 de julio al «bautizo» del «Cardylet», el punto de recarga para vehículos eléctricos desarrollado en la unidad de negocio de Energía, Infraestructuras e Industria de este grupo empresarial asturiano dirigido por Adriano Mones Bayo. Este desarrollo los sitúa a la cabeza de este nuevo mercado, no sólo por la innovación tecnológica que representa el proyecto, sino porque Gijón, será la primera ciudad española, europea y una de las primeras del mundo en contar con un laboratorio viviente -«Living Car»- para experimentar en el desarrollo y estudio de los vehículos eléctricos y los citados cargadores.
En este laboratorio experimental de vehículos eléctricos podrán evolucionar el «Cardylet» e ir implementando nuevas soluciones para ir adaptándolo a los cambios futuros que se vayan introduciendo en el mercado de los vehículos eléctricos. En el consorcio para el «Living Car» también están implicados el grupo Isastur y la Fundación Prodintec, como partners tecnológicos.
Tras un largo período de trabajo y de establecer contactos con todos los actores del sector del vehículo eléctrico (fabricantes, administraciones, centros tecnológicos...) y contando con el apoyo del Ministerio de Industria a través del IDAE, los trabajadores de la Unidad de Energía, Infraestructuras e Industria de Temper han logrado desarrollar una red de infraestructura que sirve como plataforma de lanzamiento para el desarrollo extensivo del vehículo eléctrico. Y todo, desde Gijón.
La tecnología de los coches eléctricos avanza a pasos agigantados. Y, como casi siempre, los últimos avances proceden del continente asiático. La compañía Nissan presentará el próximo mes de agosto un nuevo modelo denominado «Cero Emisiones» que no necesita cables para la recarga de electricidad. Mediante esta innovación, el automóvil podrá repostar sin necesidad de cables en lugares adecuadamente equipados, tales como aparcamientos o estaciones de servicio. Al conductor le bastará colocarse cerca de un punto de recarga y mediante un sistema de inducción magnética podrá recargar las baterías de su vehículo.
Se trata de un dispositivo similar a los que ya se emplean para cargar cepillos de dientes eléctricos, teléfonos móviles, agendas electrónicas e incluso corazones artificiales. Hasta ahora, la recarga por inducción magnética estaba confinada al cuarto de baño o al escritorio; pero Nissan la llevará ahora al mundo exterior. En el vehículo «Cero Emisiones», la recarga inalámbrica del 80 por ciento de la batería requerirá unos 25 minutos. Como se trata de una batería de ion-litio de alto rendimiento, el nuevo modelo tendrá una autonomía de 185 kilómetros, unos números inusuales hasta ahora para los coches eléctricos.
No obstante, los expertos prevén un funcionamiento mixto para este tipo de vehículos: los conductores podrán enchufar su coche durante la noche y recurrirán a la inducción magnética de día, para salir del paso cuando las baterías se agoten. El sistema podría instalarse en diferentes espacios públicos, a modo de surtidor o gasolinera eléctrica. En Suecia ya puede verse en el exterior de algunos establecimientos de comida rápida. Con esta innovación, los fabricantes pretenden vencer uno de los mayores reparos que ponen los potenciales compradores a los coches eléctricos: el engorro de la recarga. Para Jesús Fernández, director general de la Fundación Prodintec, el sistema de carga por inducción es un modelo viable que evita la colocación de los puntos de carga en la vía pública, aunque en España todavía se encuentra en fase de prototipo.
La versión eléctrica de la bicicleta puede ayudar a expandir el uso de este medio de transporte y a reducir el ruido y la contaminación en nuestras ciudades. Desde el punto de vista estético, una bicicleta eléctrica presenta el mismo aspecto que una tradicional. La única diferencia estriba en un pequeño motor -colocado en el eje trasero- que sólo funciona cuando se pedalea y que se alimenta a partir de unas baterías, situadas generalmente debajo del sillín. Este motor ofrece una ventaja clara respecto a la bici tradicional porque permite que personas que no sean ciclistas afronten con comodidad recorridos exigentes. En este caso el verdadero esfuerzo no lo realiza quien pedalea.
La revolución «verde» en el transporte también se extiende a otros sectores. El grupo español ASV Servicios Funerarios también apuesta por los vehículos eléctricos. El pasado mes de junio presentaba su «Fúnebre Eléctrico Compacto Ion», desarrollado por la firma Bergadana, y que alcanza una velocidad máxima superior a 40 kilómetros por hora y tiene una autonomía de 45 kilómetros, todo ello sin ningún tipo de emisiones. Según la empresa, el vehículo ha sido diseñado expresamente para inhumaciones y exhumaciones en cementerios y recintos adyacentes, y destaca «por su fácil maniobrabilidad y por la ausencia de ruido del motor». La mecánica del coche ha sido desarrollada por Global Electric Motorcars, filial del grupo Chrysler. El motor consigue una potencia máxima de cinco caballos e incluye seis baterías recargables mediante toma de 220 voltios.
En Gijón acaba de instalarse en el Parque Científico y Tecnológico una ingeniería que está llamada a convertirse en referente técnico en el campo del transporte sostenible y ecológico, estando especializada en vehículos urbanos ligeros, principalmente scooters, motos eléctricas y bicis eléctricas. Es Ingeveco. Conscientes de la necesidad de la optimización del uso de los recursos energéticos mundiales plantean alternativas reales para reducir la contaminación acústica y ambiental. El director técnico de la empresa, Ángel Luguera, sostiene que el vehículo eléctrico es ideal para moverse por ciudad o por un área metropolitana. No consumen mucho -diez veces menos que otros vehículos- y ofrecen autonomía suficiente para los recorridos diarios. «Es veloz en el tráfico urbano y se recargan en cualquier tipo de enchufe», añade.
Economía, ecología y seguridad son los tres distintivos del vehículo eléctrico. Un mercado que arranca lento pero seguro.
Fuente: La Nueva España
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